Rompiendo un hábito organizacional poco saludable en Venezuela
En el entorno empresarial venezolano, se ha vuelto una práctica común que el departamento de Recursos Humanos sea colocado bajo la dependencia del área de Administración. Aunque esta decisión suele justificarse por razones de operatividad, costos o tradición, es importante comprender que esta estructura, lejos de beneficiar a la organización, la limita seriamente en su capacidad para gestionar su activo más valioso: las personas.
Cuando Recursos Humanos pierde su autonomía y se subordina a una unidad con una visión netamente financiera y operativa, se produce un desbalance que afecta todos los procesos que giran en torno al talento. La selección de personal, por ejemplo, se convierte en un ejercicio administrativo más, en lugar de ser una estrategia para atraer perfiles alineados con los valores, competencias y cultura de la empresa. En muchos casos, es el propio Director de Administración quien termina decidiendo a quién contratar, muchas veces por motivos de conveniencia económica o cercanía personal, dejando a un lado criterios clave como la compatibilidad con el equipo, el potencial de desarrollo o la solidez técnica.
Esta subordinación también crea conflictos silenciosos pero profundos. Cuando RR.HH. no tiene voz propia, no puede mediar con equidad en situaciones laborales delicadas. El área pierde la neutralidad necesaria para actuar frente a denuncias internas, conflictos entre departamentos o decisiones disciplinarias. Y lo más preocupante es que, en muchas organizaciones, esto ni siquiera se percibe como un problema, sino como una práctica normalizada.
No es raro encontrar empresas donde el equipo de RR.HH. está desmotivado, sin posibilidad de proponer ideas, de innovar o de ejercer liderazgo en procesos de transformación cultural. Y todo esto ocurre simplemente porque su rol fue reducido al de un brazo ejecutor de decisiones tomadas desde otro departamento, con otro enfoque, otro lenguaje y otras prioridades.
El lugar correcto de Recursos Humanos dentro de la estructura organizativa es directamente bajo la Dirección General o la Gerencia General. Esta ubicación le da el peso estratégico que necesita para ejercer su función transversal, influir en todas las áreas de la empresa y construir un puente entre las metas corporativas y las personas que deben alcanzarlas.
Cuando RR.HH. está en el mismo nivel jerárquico que Finanzas, Operaciones o Administración, se fortalece su papel como garante del bienestar interno, del cumplimiento legal, del desarrollo profesional y de la cultura organizacional. Esta ubicación le permite ser escuchado con la misma importancia que cualquier otra dirección clave dentro de la empresa.
Para ilustrarlo de manera simple, imaginemos un organigrama donde RR.HH. se encuentra al mismo nivel que las demás áreas estratégicas:
Este modelo, que parece básico, representa un cambio profundo en la forma de concebir el liderazgo interno de una organización. Le da a Recursos Humanos el espacio necesario para actuar con autonomía, proponer políticas coherentes, liderar procesos de cambio y, sobre todo, proteger los valores y el talento que sostienen a la empresa.
Incluso en empresas pequeñas, donde las funciones administrativas pueden estar concentradas en una sola persona, es necesario distinguir claramente los roles. No se trata solo de jerarquía, sino de enfoque. Gestionar personas no es lo mismo que pagar nómina o controlar presupuestos. Y cuando esos límites no están claros, surgen decisiones equivocadas, como la contratación de perfiles inadecuados, el mal manejo de conflictos laborales, o la implementación de prácticas que afectan el clima organizacional.
Romper con este hábito requiere conciencia, decisión y voluntad de evolucionar. No basta con entender que RR.HH. es importante; hay que darle el espacio que necesita para demostrarlo. Porque una empresa que minimiza el papel de su equipo humano, termina pagando un precio muy alto en rotación, desmotivación y pérdida de talento.
En Castañeda Consultora, trabajamos justamente para ayudar a las organizaciones a revisar y fortalecer sus estructuras, a profesionalizar su gestión del talento y a construir culturas empresariales sanas, sostenibles y centradas en las personas. Estamos convencidos de que el lugar de Recursos Humanos en el organigrama no es solo un tema técnico: es una declaración de principios sobre el valor que la empresa le da a su gente.